OTOÑO 2011 – Vuelven ‘RAISING HOPE’, ‘MODERN FAMILY’, ‘COMMUNITY’ y ‘BOARDWALK EMPIRE’

Iniciamos la última semana de este intenso septiembre con la parrilla de las generalistas prácticamente al completo, y el cable premium empezando a hacer lo propio con su calculada y más reducida programación. Estos últimos aún comienzan a desembarcar, mientras que en las filas de los primeros sólo faltan rezagados refuerzos que se suman en el mes de octubre.

Esta tanda se abre y se cierra con los mejores estrenos de comedia y drama de la pasada temporada, respectivamente. Raising Hope continúa en los martes de la Fox cerrando un bloque cómico que comienza Glee y continúa la novata New girl, la serie de Zooey Deschanel. Un doble lead in para asentar definitivamente su audiencia más fiel sin dejar de ganar nuevos adeptos que le permitan una supervivencia más holgada. Boardwalk Empire, la finalmente fallida candidata a romper la dictadura de Mad Men en los Emmy, competirá en el domingos de la HBO con el máximo estandarte de la competencia, Dexter, que aterrizará en la parrilla de Showtime la próxima semana, además de con la línea más “de cable” de las generalistas: Mujeres desesperadas (ABC), en su año despedida, The good wife (CBS), una joya inicialmente tapada en plena progresión, y gran resistente en formatos de drama de las majors a nivel crítico y académico.

Completamos este póker de repasos con otras dos sitcom, ambas en su tercera temporada, y aclamadas cada uno a su modo. Modern family, el placer de las masas, la nueva comedia favorita del hogar estadounidense, la delicia de los académicos (repitió triunfo en los Emmy y con un buen lote de estatuillas), liderará de nuevo la secuencia de comedias de la ABC en la noche del miércoles, donde seguirá siendo el máximo referente de ficción. Community, la joya de culto, la serie más heterodoxa, original e inventiva en mucho tiempo, académicamente incomprendida pero admirada por la crítica menos tradicionalista, se intentará mantener, con seguridad pero al mismo tiempo precaución (nunca ha ido especialmente sobrada de audiencias), en el ya clásico bloque de risas de la NBC los jueves, el punto fuerte más consistente (y prácticamente único) de la cadena, que quedará algo (o bastante) maltrecho tras el aplazamiento a midseason de 30 Rock.

Raising Hope: más esperanza que nunca

La premiere arranca con un resumen en clave musical de la primera temporada, no tanto en el más puro sentido argumental, sino más bien como algo conceptual, dejando claro de una vez por todas porqué la pequeña Hope acapara el título de la serie. Ella era la pieza que faltaba, la chocante pero finalmente maravillosa sorpresa que ha conseguido hacer funcionar esta familia tan disfuncional y aparentemente desdichada, que les ha dado un propósito en sus vidas sin rumbo, que los ha llenado, como dice su nombre, de esperanza. Dentro de esa particularmente cómica visión del pasado, el destino y las segundas oportunidades que Greg Garcia tan claramente nos expuso en Me llamo Earl, esta sucesión de transformaciones interiores y exteriores se lleva al siguiente nivel, porque tanto el soltero papá de la niña, como sus jóvenes abuelos, como incluso su senil tatarabuela, harán todo lo posible por conseguir que esta monada, a la vez catalizador y objetivo, triunfe y salga adelante allá en donde ellos han fallado. También subirá unos cuantos escalones la hasta ahora algo dormida e infraexplotada TSNR entre Jimmy y Sabrina, una atracción platónica recíproca con un desfase temporal todavía por superar. Así es la comedia de la vida en la factoría Greg Garcia.

Modern family: la tribu se hace más grande

La noche de los Emmys muchos se preguntaban el porqué del éxito apabullante de Modern family tanto en galardones, como en crítica, como en la audiencia masiva. Aparte del obvio y no tan sencillo mérito de adaptar la sitcom familiar de toda la vida a los tiempos de hoy, temática y narrativamente, por encima está el hecho de que combina su capacidad de no dejar de divertir y seguir siendo un producto muy fácil de digerir, y por tanto, ideal para el público de masas, con la evolución dentro de su necesario pero no perpetuo estatismo, su poder de ser más profunda, pasar al siguiente nivel y mantener su incipiente mitología interna. En otras palabras, deleitar tanto a sus espectadores esporádicos y casuales como a sus fieles seguidores, que ha demostrado tener, y mucho.

Todo un logro para un formato tan marcadamente episódico y autoconclusivo en apariencia. Tanto es así que incluso se han atrevido a modificar, en lo justo y necesario, su sencilla y eficaz cabecera, porque, como ya he dicho, la familia crece, en dos sentidos. Por un lado, la pequeña Lily ha crecido lo suficiente (ella es el cambio de la cabecera) como para situarse ya a medio camino hacia un personaje hecho y derecho, al menos, en cuanto a los efectos, ya voluntarios, que crea en sus padres en particular y en todos en general, algo incluso más importante que la acción misma. Y por el otro, Mitchell y Cam sí se han tomado en serio la idea de adoptar otro niño, ahora varón, brotada en la pasada season finale, lo que de seguro acabará llenando también el hogar Pritchett-Tucker de conflictos fraternales hilarantes.

Mientras tanto, los personajes continúan con sus conflictos internos y para con los demás, como se ha dicho, evolucionando lo justo, y manteniendo intacta esa perfecta sinergia. Mitchell trabaja el lado más masculino de su futura paternidad, que le supone un reto todavía más grande, para lo que se sirve del perfecto maestro: su sobrino Luke. Jay se da cuenta de que ya va bastante viejo y que no tardará en necesitar a alguien que siempre ha ninguneado, dentro del cariño, su yerno Phil, a la par que se destapa como el verdadero origen del carácter tan obsesivo y dominante de su hija y su permanente obstinación en llevar siempre la razón. Alex tendrá que lidiar con el despertar amoroso-sexual, sustituyendo a la Haley de las primeras temporadas, desde una óptica de carácter completamente opuesta. La mala noticia es que, hasta nuevo aviso, nos quedamos sin el bueno de Dylan, que al menos nos ha dejado expuesto, por fin, el lado más MILF de mamá Dunphy. En definitiva, una doble premiere que ha dado para mucho, sí. La comedia favorita de Norteamérica sigue viento en popa.

Community: aún mucho por ofrecer

Paintball (por triplicado), stop motion, especial de Halloween al ritmo de ABBA, cohetes, mockumentary, falsos recopilatorios,... ¿hasta qué punto podrá este formato seguir reinventándose una y otra vez y seguir destilando litros de originalidad en cada entrega? Pues bien, de momento, pinta que Dan Harmon y su inventivo escuadrón de guionistas no tienen intención de parar. La premiere se las prometía de episodio musical (parece mentira que aún no haya caído), pero fue “sólo” una magnética y festiva introducción a una temporada que nos prometen aún más divertida que las dos anteriores juntas, además de sugerir una mayor explotación de unas tensiones sexuales mucho menos inexploradas de lo que podrían haber sido hasta ahora. En otras palabras, aceptan el desafío de superar el listón, por mucho que, diegéticamente, el heterodoxo y rimbombante decano (Jim Rash, que ha promocionado a personaje principal, con su propio hueco en la papeleta animada de la cabecera), haya prometido un año lleno de autoridad y seriedad. Menos mal que un malvado vicedecano con la cara de John Goodman ha aparecido para remediarlo.

Continúa, por supuesto, el festival de referencias audiovisuales, ya no sólo desde y hacia Abed: ese crossover ficticio entre Cougar Town y Dowton Abbey cristaliza una hilarante reflexión sobre las diferencias entre la producción británica y la estadounidense (discusión tan en boga desde los recientes Emmy). Lo cual no aparta al desarrollo a medio plazo de los personajes: ¿qué mejor manera de solventar el conflicto de Pierce con el grupo en general y con Jeff en particular que con un clamoroso y sensacional guiño/parodia/homenaje a la transfiguración metafísica de 2001: una odisea en el espacio? ¿Y con qué mejor catalizador que la (otra) estrella invitada Michael Kenneth Williams (sí, el mítico Omar Little de The Wire y ahora mismo Chalky White precisamente en Boardwalk Empire), como un profesor con posible pasado criminal y sospechoso de amaños? Pero el mayor aliciente será el nuevo cambio de estado de Chang: de profesor (Señor) a estudiante vagabundo, y ahora, jefe de seguridad. Vuelve la locura de Greendale a la noche de los jueves, un nuevo motivo para desear el fin de semana.

Boardwalk Empire: el imperio se desmorona

Ya que la cuarta de la fila parece todo un elemento extraño junto a tres sitcom de generalistas, aprovechamos la mencionada presencia de Chalky White en Community como enlace textual. La pasada season finale, como buen cierre de temporada en un relato de continuidad, parecía dejar atados todos los cabos abiertos en una intensa primera hornada, dejando pendientes únicamente los justos para desatar el siguiente volumen por todo lo alto, precisamente siendo estos últimos la consecuencia lógica de aquellos. Cuando el imperio del crimen y la corrupción política en el triángulo Atlantic City-Chicago-Nueva York se sabía más estabilizado e imbatible que nunca, sus propios despechados empiezan a desmontarlo desde dentro cuando menos se lo esperaban.

Ya no por parte del brazo más radical y fanático de la ley, el perturbado y agresivo Van Alden, quizás el personaje más intenso y controvertido de una gama ya de por sí plena de infamia y perfidia, sino por aquellos mismos a los que el carismático Nucky Thompson ninguneó o no valoró lo suficiente dentro de su lucrativa y compleja red criminal-institucional. Hablamos, por supuesto, de su ignorado mentor, el Comodoro, incómodo elefante político al que quiso borrar del mapa sin éxito; su resentido hermano, Eli, harto del rol de florero y paraguas; y su denostado e intrépido ahijado, Jimmy Darmody, cuyo trato y parte del pastel nunca sintió equivalentes a su auténtica importancia. Ya los vimos tramar algo gordo en los compases finales del último episodio, y por supuesto, su venganza no viene revestida de un heroísmo altruista y pro-justicia, sino de la voluntad de apoderarse realmente de la sala de mandos. La que nos espera cuando el Chicago de Torrio y Capone encuentre su conexión y cuando tengamos noticias de Rothstein y Luciano en su Nueya York.

Con la lucha y segregación racial y los años más violentos del Ku Klux Klan como escenario y contexto inicial, la serie no encauza únicamente la intriga argumental y el baile criminalístico que la caracteriza en primer plano, sino también ese notable subtexto profundamente crítico con la clase política y la doble moral del poder, por extensión aplicada a la inevitablemente heterogénea sociedad estadounidense de ayer y de hoy. Un cuidado montaje paralelo nos muestra al Nucky más manipulador y demagogo defendiendo a capa y espada, por separado, a los dos bandos (blancos y negros), en aras de provocar un encarnizado enfrentamiento que le permita distraer la atención de sus cada vez menos discretos chanchullos. La estrategia de la tensión, de manual. Pero, como ya hemos dicho, los auténticos enemigos están dentro.

En esta línea se dibujan otras constantes de la temporada, como la doble vida de Van Alden, por un lado, estricto y extremista ejecutor de las leyes y de “la voluntad divina”, a la par que fiel y casto esposo, y por otra, el mantenimiento, en secreto, de la criatura gestada en el seno de la bella y desbocada Lucy Dazinger, fruto de una inesperada liberación de su flagelante represión sexual. Así como la consciente inmoralidad cristiana de Margaret Schroder, madre, viuda y amante/mantenida, “en pecado”, de un político corrupto, que no vive feliz con ello pero tampoco renuncia de raíz, y ya empieza a dejar de creerse un modelo a seguir para unos hijos criados en el miedo. La paternidad, esa gran y compleja problemática, tanto directa (Margaret, Jimmy) como indirecta (Nucky). En definitiva, una temporada que arranca con todavía más fuerza que la anterior.

Un comentario en «OTOÑO 2011 – Vuelven ‘RAISING HOPE’, ‘MODERN FAMILY’, ‘COMMUNITY’ y ‘BOARDWALK EMPIRE’»

  1. Están muy buenas estas series, me entretiene mucho verlas, especialmente Boardwalk Empire porque es como de misterio pero parece hasta película, ahora que Patricia Arquette se va a integrar yo creo que estará mejor porque está muy buena la serie y ella es muy buena actriz, ojalá esté bueno su personaje.

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