UNA EPOPEYA CIRCENSE - AMERICAN HORROR STORY: FREAK SHOW

American horror story: Freak show - Ep. 1: Monsters among us

Mucho se ha escrito a estas alturas sobre Freak show, la cuarta entrega de la antológica American horror story. Mucho y poco halagüeño. Que si las tramas se repiten, que si los personajes resultan calcados de otras temporadas, que si los actores cada vez están más sobreactuados (eso va por ti, Jessica Lange), que si el conjunto se parece cada vez más a una parodia de sí mismo, y un larguísimo etcétera. Pero, ¿realmente es tan malo este Freak show? Bueno, sí, un poco, PERO...

American horror story: Freak showReconozcámoslo: AHS ha sido, desde su nacimiento, una serie que ha hecho del exceso su seña de identidad. Más violenta que Juego de tronos, más oscura que True detective y más divertida que la mayoría de las comedias que ofrece la televisión. A hipérboles no hay quien tumbe a esta serie, porque ella misma se alza como la reina de las hipérboles, la que no teme forzar sus situaciones hasta el límite mismo de la cordura y, en ocasiones, del ridículo. Y, pese a ello, o gracias a ello, en sus cotas más altas (Asylum) ha sido una auténtica delicia de ver. Ahora, llegados a la cuarta temporada, el público se aplica aquello de "después de visto, todo el mundo listo" y critica que esto es demasiado, que en aquello se han pasado, que lo de más allá resulta inverosímil. Amigos, hablamos de una serie que alcanzó su mejor nivel con una historia que combinaba manicomios, nazis, alienígenas, Santa Claus asesinos y un psicópata llamado Bloody Face. ¿De verdad queremos hablar de verosimilitud?

Es cierto que las fórmulas acaban por gastarse, y esta no es la excepción. Freak show necesita un lavado de cara urgente y, de paso, dar descanso a Jessica Lange, que durante tres temporadas ha sido reina y señora de la función, manteniendo la serie sobre sus espaldas. La señora Lange resulta tan intensa que aunque repartiera su intensidad entre veinte personas, todavía serían veinte personas bastante intensas. En esta cuarta temporada, da la impresión de que ni saludar puede sin apretar los puños y poner mirada de odio infinito.

American horror story: Freak showNo, no está siendo la temporada más brillante, aunque a nivel de producción puede que sí la más conseguida. El problema es que los personajes no llegan a importarnos, nos da igual que acaben en una cuneta o que terminen salvando la función, porque, sinceramente, nos da igual. Kathy Bates, que ganó un Emmy por su hilarante papel en Coven, aquí luce una barba y poco más. Sarah Paulson, que en Asylum dio lo mejor de sí misma, aquí tiene doble papel y resulta doblemente irritante. Angela Bassett, que la temporada pasada nos hizo creer en la brujería por su eterna juventud, en esta ocasión se ve reducida a un personaje con tres tetas y un confuso discurso feminista más bochornoso que reivindicativo.

Pero no todo es tan deplorable como se pinta. Ahí tenemos a Finn Wittrock, que encarna a ese perfecto psicópata que es Dandy Mott, un villano que no necesita más justificación para la maldad que el puro aburrimiento. Tenemos también unos números musicales, como el Life on Mars de Bowie, hipnóticos a la par que extravagantes. Y una ambientación cuidadísima. Y auténticos freaks interpretando sus personajes, algo sin duda digno de alabanza.

Todas las temporadas de AHS han tenido sus más y sus menos, el problema de este Freak show es que tiene más menos que más y que sus excesos, antaño impactantes, se acumulan sin llegar a sorprender. Pero que nadie se equivoque, porque este muerto está muy vivo y sobre el tablero quedan aún suficientes buenas fichas para sorprendernos antes del final de la partida.

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