CHABACANERÍA ÁCIDA - Llega 'CHOZEN'

Chozen 1x042013 se cerró con un mal balance para la comedia gamberra y deslenguada en televisión. Futurama, tras haber revivido lo "irrevivible", y la sitcom de HBO De culo y cuesta abajo, en un canal de arenas movedizas para los formatos de comedia, emitieron el pasado año sus episodios definitivos. Y en el caso de la serie de animación de Matt Groening, esta vez parece que sin posibilidad de una enésima resurrección. Con la factoría McFarlane en horas bajas (y con las limitaciones de la televisión abierto en cuanto a la chabacanería más explícita), apenas queda como referente de la irreverencia sin complejos, esa que ha ocupado un lugar privilegiado dentro de las sitcoms animadas desde Beavis y Butt-Head (relanzada sin excesivo revuelo en 2011), la incombustible y resistente al tiempo South Park, que enfila ya su 18ª temporada, con emisión asegurada hasta 2016. Podríamos ampliar el cupo a las generalistas con el buen funcionamiento en la parrilla de la CBS de Dos chicas sin blanca, que en 2011 consiguió, contra todo pronóstico, consolidar su restauración del humor televisivo típico de finales de los ochenta y principios de los noventa, con todo su aroma cafre y socarrón.

Y un servidor, que de vez en cuando le da por curiosear entre esos estrenos de allende de los mares a los que los medios, tradicionales o alternativos, no sirven de altavoz en los meses previos, en busca de alguna de esas sorpresas de las que gusta ser de los primeros en descubrir (totalmente), pues a veces le suena la flauta y encuentra, no el nuevo vellocino de oro televisivo, pero sí algún que otro producto reconfortante que aporte algo de frescura al panorama actual. Y curiosamente, entre sus productores ejecutivos se encuentra Danny McBride, co-creador y protagonista de la mencionada De culo y cuesto abajo, el lado más soez de la última generación de cómicos, curtidos en la factoría Apatow, pero, a diferencia de la mayoría de estos, no formado en la cantera de Saturday night live.

Chozen 1x04El argumento, el tono y el contexto del relato gira en su práctica totalidad en torno al rap y todo lo que le rodea, lo cual no debe echar para atrás sino todo lo contrario: los afines a dicha cultura musical podrán aprovechar la experiencia catártica de reírse de todos esos tópicos y excesos que no pueden evitar reconocer, mientras que sus detractores tendrán la oportunidad perfecta para convertir su tirria en carcajada ácida. Porque eso es Chozen, un festival de chabacanería, grosería, escatología y frivolización del exceso en torno a la venganza de un rapero gangsta a través de su renacimiento musical, desde la cárcel hasta un campus universitario donde reunirá a una serie de variopintos personajes, cada cual con su tara pero a años luz más contenida, que lo ayudarán en su misión. Y no hay que ver este tono soez como una manera de llamar la atención al público más deseoso de incorrección política extrema, sino como la única manera en la que una propuesta así puede funcionar, con la jocosidad y la autoparodia como bandera, a la estela de una veterana de su cadena como la aclamada Archer, cuya eficaz fórmula parece querer llevar al extremo.

Chozen 1x05Paralelamente, el otro gran aliciente de Chozen se encuentra en el retrato casi nunca visto de un protagonista homosexual, siendo esta circunstancia un aspecto coyuntural pero no central del conflicto del personaje, pero que al mismo tiempo da pie a todo un conjunto complementario de gags, que rozando lo ofensivo pueden conseguir acabar con tabús y normalizar el hipertexto televisivo de este tipo de personajes, haciéndolo más plural y por tanto, creíble. El rapero protagonista, que da nombre a la serie, puede que sea la perfecta antítesis de todos los arquetipos del homosexual en la televisión: fortaleza física como rasgo definitorio, carácter tosco y violento en consecuencia, zafiedad sin concesiones en la maneras, sumo descuido del aspecto físico (salvo en lo que a esteroides se refiere), intelectualidad cuando menos "heterodoxa", etc. Desde luego que las intenciones de esta serie difícilmente sean las de convertirse en abanderada de la causa LGBT, pero de seguro que puede contribuir a normalizar y armonizar la representación en la ficción audiovisual de dicho colectivo. Pero para ello, habrá saber primero qué futuro la deparará a esta serie, con cara de pocos amigos entre las generalmente conservadoras y retrógradas asociaciones norteamericanas de telespectadores.

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