NINGÚN CAMINO DE FLORES CONDUCE A LA GLORIA – ‘LOREAK’, de Jon Garaño y José Mari Goenaga
LOREAK (2014) de Jon Garaño & José Mari Goenaga
Llevas una vida tranquila, monótona, sin sobresaltos. Y un día, sin previo aviso, algo sucede y la burbuja en la que vivías estalla. Puede ser una enfermedad, una herencia inesperada, una muerte no anunciada. O, por qué no, unas flores. Un desconocido te envía un ramo de flores y piensas que puede tratarse de un error, pero lo agradeces igualmente, eres feliz con ese azar inesperado. En las semanas siguientes, diferentes ramos son enviados puntualmente a tu casa cada jueves y ya no crees en el azar. Esas flores, qué duda cabe, son para ti. No sospechas quién las envía, pero deseas por encima de todo que siga haciéndolo. Te acostumbras al ir y venir de flores que nunca marchitan porque semanalmente son reemplazadas por unas nuevas y más bellas, siempre perfectas. Tu vida ahora gira en torno a ese maravilloso regalo que nunca pediste pero con entusiasmo acoges. Y un día las flores dejan de llegar. Y tú, que ya has olvidado cómo vivías antes de su llegada, te marchitas.
Goenaga y Garaño ya demostraron en 80 egunean que estaban dotados de una sensibilidad narrativa poco común. Aquella era una película que no rehuía el humor como parte intrínseca de todo drama, y se atrevía además con un tema poco habitual, por no decir prácticamente obviado en la cinematografía actual: la homosexualidad en personas de la tercera edad. Sin embargo, en lo más profundo de 80 egunean residía una idea mucho más universal: la soledad y los caminos que escogemos para huir de ella. En Loreak, los directores vascos recogen esta misma premisa y la multiplican, la aumentan exponencialmente, y con ella todos los aspectos de la película. Loreak es más y es mejor. Porque Loreak es como esas orquídeas que primero contemplas con extrañeza, después con admiración y finalmente con auténtica y genuina devoción.
Loreak es una de las obras más importantes que ha dado el cine vasco, como demuestra su histórica selección para la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Pero quedarse ahí sería tan necio como simplista. La interpretación de su trío protagonista femenino roza la excelencia, por su naturalidad y su autenticidad, especialmente una Itziar Aizpuru que va camino de convertirse en la musa de Goenaga y Garaño. Si Loreak no llega a los Goya, si alguna de sus actrices no entra en la lista de nominados, si los directores son ignorados, si el guión no recibe la atención académica que merece, se deberá a que los votantes no la han visto, o de otro modo no habrá explicación posible. Porque Loreak es magistral y es importante.
Y tú, que te marchitas a la espera de que algo suceda, una enfermedad, una herencia inesperada, una muerte no anunciada o, por qué no, una película, sales un día de tu casa y te diriges al cine dispuesto a dejarte sacudir y maravillar. Porque la vida es efímera y las flores... sólo son flores.
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