HACIA LA GRAN COALICIÓN – JUEGO DE TRONOS
JUEGO DE TRONOS (GAME OF THRONES) – 6ª TEMPORADA
En los seriales de ficción también aplica (o debe aplicar) esa máxima cholista del “partido a partido”. Tibias y grises sensaciones había dejado por aquí la series premiere, tras una más que irregular quinta temporada y las dudas ante una serie que comenzaba a caminar por su cuenta, habiendo sobrepasado ya su base literaria. Esas sombras se viraron en luces desde la entrega siguiente (en la que se confirmó el esperado regreso del personaje más nuclear de la serie ahora mismo) y desde ahí en completo crescendo hacia una recta final espectacular. Esta sexta temporada, primera como relato “emancipado” de las novelas, se cierra de la mejor manera posible, levantando por todo lo alto el vuelo, maltrecho tras el anterior volumen, e igualando y hasta superando las cotas de la cuarta, la mejor valorada hasta entonces por estos lares.
Y afirmo que incluso mejor que aquella, es decir, erigiéndola como la mejor temporada del mayor fenómenos de masas televisivo tras Perdidos, porque borda en todos los aspectos el principio del fin, la configuración del tercer acto del gran relato. Todas las cartas sobre la mesa para la última gran confrontación dinástica, con dos grandes frentes (el Hielo y el Fuego que reza el título original de la saga) destinados a encontrarse y perseguir un destino común: Desembarco del Rey. A la vez se dejan los posos para lo que pinta ser el colofón final, superado el “juego de tronos”: la guerra contra los Caminantes Blancos, los seres de ultratumba, lo sobrenatural. Un elemento gradualmente presente en el relato desde sus inicios, desde los niveles discretos de los comienzos hasta una ganancia progresiva en peso y relevancia, que dotaba de dimensión al conjunto y le añade ese último nivel de conflicto para la recta final. Por el medio, memorables hitos como la paradoja temporal que nos revela el origen del “nombre” Hodor, Khaleesi caminando nuevamente pletórica entre el fuego o las tropas Arryn rescatando in extremis la reconquista de Invernalia.
Liderazgo femenino
Los centros de poder en esta temporada han sido más femeninos que nunca, lo cual destaca en un género literario y audiovisual con el heroísmo reservado tradicionalmente a los hombres. Para estos se ha reservado en este volumen un rol más bien instrumental, incluso para aquellos con una mano más influyente (Tyrion, Varys, Meñique o Jaime). El liderazgo de Daenerys fuera de Poniente se consolida y se confirma como gran estratega y mejor política, dejándose asesorar por las mentes más adecuadas. Hemos visto por fin la explosión de Arya Stark como vengadora, superando su aprendizaje y los lastres de sus siniestros maestros (con una subtrama de un grupo de teatro en clave “meta”, que le añade esa pizca extra de riqueza al relato). Yara Greyjoy manda en las islas, por encima de su hermano, y se convierte a la postre en la primera aliada de Daenerys en su camino a la conquista de Poniente (dejando caer una interesante TSNR entre ambas, ¿por qué no?).
Por su parte, Cersei arrasa con todo en su pulso contra las Tyrell, incluso con lo que más quiere, solventando el conflicto interno de Desembarco del Rey devolviendo de nuevo a los Lannister (lo que queda de ellos) al centro de las luchas dinásticas, sentándose en el Trono de Hierro. Y sobre todo, la gran evolución de esta temporada ha sido la de Sansa Stark. Otrora dama de las camelias, personaje débil que requería protección, aprendió de su particular espiral de adversidad y sufrimiento para erigirse en la sorprende lideresa moral del Norte, auténtica estratega y clave en la reconquista de Invernalia, si bien los honores, de momento, se los cuelga su “hermano”, Jon Nieve. Precisamente ahí puede radicar el punto débil de los Stark y su liderazgo en el Norte, con un Meñique más impredecible que una ruleta rusa, capaz de pescar en cuanto río revuelto se le ponga por delante, para su beneficio personal.
Además, a un nivel más secundario, tenemos a la pequeña Lyanna Mormont (gran valedora de última hora de Jon Nieve) o a la trama de venganza que preparan en conjunto Olenna Tyrell y las serpientes de Dorne. Todo ello apunta a confluir en una “gran coalición”, con el Hielo (el Norte, los Stark) y el Fuego (la expedición de Khaleesi con barcos y dragones) como principales frentes y futuribles aliados, para derrocar y desterrar de una vez por todas a los Lannister (es decir, a Cersei y el único que le queda, Jaime) de Desembarco del Rey, despejado este ya de la tiranía religiosa de las últimas dos temporadas. Vuelve el invierno.
La ecuación de Hielo y Fuego
El espectacular final de temporada ha terminado de confirmar una de las revelaciones más esperadas, la cual ya dejaban intuir en las visiones de Bran en el primer tercio de temporada, y no es otra que el verdadero origen, sangre y por ende naturaleza de Jon Nieve: Targaryen y Stark a partes iguales, con sangre de un rey por sus venas. Él aúna en su persona el Hielo y el Fuego del título, comandando ya uno y a punto de encontrarse con el otro. El bastardo, que volvió de entre los muertos por obra y gracia de Melisandre, se convierte así en el personaje nuclear del relato de aquí en adelante y hasta nuevo aviso, si bien hay quienes preferimos dejarlo como líder militar y que sea su hermana Sansa quien comande la política y estrategia del Norte y, quién sabe, sentarse algún día en el Trono de Hierro.
¡Hasta el año que viene! ¡El Norte recuerda!
3 comentarios en «HACIA LA GRAN COALICIÓN – JUEGO DE TRONOS»