SEVILLA 2016: LA CRÓNICA (II)
IT’S NOT THE TIME OF MY LIFE - Ernelláék Farkaséknál (2016) de Szabolcs Hajdu
Proyección y encuentro con el director
Podemos hablar de que es curiosa. No es una mala película pero tampoco merecería el apelativo de buena. Sus enormes carencias: las tremendas deficiencias de su puesta en escena y su desganado ritmo altamente recomendado para personas con problemas del corazón y mujeres embarazadas, contrarrestan con una sublime apuesta por un guión de calidad, su estética hipnótica y con sus deliciosas interpretaciones. It’s not the time of my life es la última película del húngaro Szabolcs Hajdu, director y profesor en una escuela de cine de Budapest, y también el guionista y personaje principal de (en inglés), un drama de bajo presupuesto (unos 4000 €, explicaba el autor antes del comienzo de la cinta), rodado íntegramente en Hungría, concretamente en el apartamento del propio director y de su mujer, Orsolya Török-Illyés, coprotagonista en la historia y que, efectivamente, también hace de su mujer en la película.
En esta misma línea, aclaraba la pareja antes de empezar la proyección, los dos niños que aparecen en la historia, adivinen: son los hijos del matrimonio en la realidad. Además, los dos personajes adultos que cierran el plantel de actores son sus amigos en la vida real. Si, como contaba el director y protagonista Hadju, los operadores de cámara eran sus alumnos de la escuela de cine, la única incógnita que queda por despejar es en qué se han gastado los famosos cuatro mil euros.
En la película, Farkas, interpretado por el profesor y guionista Szabolcs Hajdu, y su mujer Eszter (Török-Illyés) residen en un apartamento de Budapest con cierta holgura económica junto a su hijo, el pequeño Bruno (Zsigmond Hajdu), cuando por sorpresa aparecen Ernella (Erika Tankó), hermana de Eszter, y Albert (Domokos Szabó), un matrimonio que vuelve a Hungría tras haber tratado de labrarse un futuro en Escocia. Junto con ellos viene Laura (Lujza Hajdu), que parece ser la única que echa de menos Reino Unido. Llegando, se les estropea el coche, y deciden pasar la noche allí. Cosas que pasan.
Por dejar algo de espacio a la intriga, y animando a los lectores a realizar su oportuno visionado, sí se puede comentar que el conflicto en la trama es variado, prolongado durante toda la película, en la que prácticamente todos los personajes, perfectamente perfilados, acaban provocando, por separado, jugosas conversaciones y relaciones con cada uno de los demás en una fiesta del guion más ortodoxo. El diálogo, porque no hay otra cosa que diálogo, ocupa un papel preponderante en la historia, y resulta revelador y muy ilustrativo, ya que se desenvuelve entre el dolor y la risa con una versatilidad incombustible.
Aceptando sus limitaciones en cuanto al espacio, y si bien en puntos tedioso, surrealista y poco creíble, el filme consigue despertar ciertas pasiones en algunos momentos, ya que representa durante los 94 minutos de metraje un choque violento y la lucha frontal entre la realidad y las aspiraciones del ser humano, resultando finalmente un potente escaparate de sueños muertos enmarcados en una Europa del Este a la que sólo podemos acceder a través de una ventana, la del cuarto de estar del apartamento, pero que sugiere desde la distancia el aroma de decadencia y cierta nostalgia, que acompaña a la de los personajes adultos: cáscaras de vida, llenos de inquina y corroídos por el amor y la juventud que se va, y el de los personajes niños que, justamente al contrario, no entienden de lo fugaz del tiempo, para los que el corto plazo representa la totalidad de sus ilusiones.
It’s not the time of my life es un drama lento, suave, pero decidido en su premisa, la de despertar una curiosidad constante en el espectador para siempre conocer más de sus personajes, y que narra la agonía de unas vidas que se van, de una juventud que llega, y de una alegría que parece haberse esfumado de los corazones de todos. ¿Hay héroes en la historia? Ninguno. ¿Una enseñanza? No emular a los protagonistas en casa. Esto no es Hollywood. Esto es cine europeo. Europeo… y del Este.