LEONARD COHEN - WAITING FOR THE MIRACLE / BSO de 'ASESINATOS NATOS' (1994) de Oliver Stone

En el año en que la Academia Sueca se atrevió por fin a reconocer la fuerza poética de los cantautores otorgándole a Bob Dylan el Nobel de la Literatura, nos deja otro de los más grandes creadores de palabras que danzan al ritmo de la música, el canadiense Leonard Cohen, que falleció este lunes (si bien la noticia no empezó a circular hasta el viernes) a los 82 años de edad, dejando un repertorio repleto de temas fundamentales para la Historia de la Música. Quien suscribe estas líneas se puede considerar afortunado de poder haber disfrutado de su música en directo, en un mayostático concierto en el vigués Auditorio de Castrelos en verano de 2009: tres horas de excelente música y disfrute, con Cohen comiéndose el escenario con una fuerza en la que los años no parecían hacer mella.

Asesinos natos (1994) de Oliver StoneNaturalmente, el mundo de la imagen audiovisual no ha perdido oportunidad, en cuanto la ha tenido, de dotar de significado y carácter a sus planos y secuencias con temas del canadiense. Su mítica Hallelujah, ya sea con el original o con las numerosas versiones posteriores (algunas muy recomendables como las de Jeff Buckley, John Cale o Rufus Wainwright) han acompañado a los fotogramas de Watchmen, Shrek o Basquiat, así como episodios de El ala oeste de la Casa Blanca, House o L. Miguel Courtois no dudó en incluir en El lobo su tema de mayor carga política, The partisan (versión en inglés de La complainte du partisan, emblema de la Resistencia francesa en la II Guerra Mundial). Suzanne se escucha en El desafío de Zemeckis, Alma salvaje o las españolas El tiempo de la felicidad y Salvador (Puig Antich). Pizzolatto escogió diferentes variaciones de su más reciente Nevermind como tema de cabecera de la segunda hornada de True detective y hasta Werner Herzog lo escogió como hilo musical de su documental Fata Morgana.

Destacamos sin embargo la fuerte presencia, en clave de tema principal de la película, en Asesinatos natos, ese tratado sobre la violencia y su presencia en los medios de comunicación que surgió de un ambicioso guión de Quentin Tarantino del que también se derivó Amor a quemarropa. Pero, a diferencia de aquella, el director de Pulp fiction no quiso acreditarse como guionista por considerar el resultado final, tras importante modificaciones del libreto, muy alejado de lo que tenía en mente. De todos modos, aún con al riesgo de ganarme la enemistad de los más tarantinianos acérrimos, Asesinos natos no puede faltar en un antología representativa del cine de los noventa. Y Waiting for the miracle para siempre asociada a ese historia de amor, aún más a quemarropa, de los personajes Woody Harrelson y Juliette Lewis, unos Bonnie & Clyde pasados de vueltas.

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