ENCERRADO EN EL ARMARIO FAMILIAR – ‘TENGO ALGO QUE DECIROS’, de Ferzan Ozpetek
TENGO ALGO QUE DECIROS - Mine vaganti (2010) de Ferzan Ozpetek
Una bomba de relojería, este es el significado que más se acerca a la expresión italiana Mine vaganti, el título original de Tengo algo que deciros. El título anuncia el efecto que causará la noticia que el protagonista de la película va a confesar ante sus parientes en su vuelta desde Roma a su pequeña ciudad natal: es homosexual, con novio y va a intentar ser escritor, por tanto, abandona el negocio familiar. No obstante, inesperadamente, en el momento en el que va a sincerarse durante la cena, será interrumpido por su hermano quien se encargará de hacer volar por los aires la aparente paz del hogar. A partir de este momento, el director turco-italiano pone de relieve el enfrentamiento entre el estilo de vida de un pueblo tradicional, en el que priman las apariencias, y el de la generación de jóvenes que han vivido en las grandes ciudades y deciden seguir su propio camino en busca de la felicidad, dejando las máscaras del falso bienestar.
Con la revelación de su hermano, Tomasso se ve obligado a cambiar sus planes y permanecer con su familia, volviendo a ser quien no es y encargándose de la fábrica de pasta de su padre. Con Tomasso encerrado entre sus parientes, Ferzan Ozpetek se adentra en el ambiente familiar para hacer una radiografía costumbrista pero muy estereotipada de la vida en las pequeñas aldeas que siguen ancladas en los valores del pasado. Es entonces cuando Tengo algo que deciros deja de ser comedia y se convierte hasta el final en una dramedia, alternando momentos divertidos y originales con secuencias que buscan desesperadamente la risa con gags rancios, propios de una comedia de los años cincuenta, que parecen intentar justificar la etiqueta de comedia con la que se ha comercializado.
El personaje de la abuela es el más atractivo y su pasado, junto a la relación actual con su nieto, sirve al director para transmitir la idea de la película y hacer reflexionar al espectador sobre si merece vivir una vida bajo las órdenes de los demás y la presión asfixiante de las apariencias. La película nos muestran en distintos flashbacks la historia frustrada de la abuela que, por seguir las órdenes de otros, no pudo vivir su vida junto a su verdadero amor. Este personaje sirve de contrapunto al resto de la familia y de apoyo a Tomasso que se encuentra en el mismo enclave vital en el que ella dio el paso equivocado.
Otro de los aciertos de la película son algunos personajes secundarios que funcionan muy bien a nivel individual: la tía de Tomasso y su cuñado ofrecen los momentos más divertidos de la película. La eficacia de estos personajes contrasta con la torpeza de los amigos gays que visitan al protagonista: el cliché se torna irritante y afecta negativamente a la acertada creación del Tomasso, un homosexual real sin necesidad de arrastrar los aburridos tópicos que su orientación conlleva. A pesar de los defectos, el guión gana en el tercer acto con un buen final sustentado en una muerte simbólica que expresa más que cualquier diálogo previo.
La realización de la película, con los travellings envolventes y el calidez del lugar elegido para filmar, consigue que el espectador se traslade a la atmósfera de la historia, consiguiendo un nivel más alto de implicación.
FICHA TÉCNICA
Título: Tengo algo que deciros
Título original: Mine vaganti
País: Italia
Dirección: Ferzan Ozpetek
Guión: Ferzan Ozpetek, Ivan Cotroneo
Reparto: Riccardo Scamarcio, Nicole Grimaudo, Alessandro Preziosi, Dario Bandiera
Duración: 108 min.
Género: Comedia. Drama. Romance
Música: Pasquale Catalano
Fotografía:Maurizio Calvesi