LOSER LIKE THEM – GLEE
GLEE – 2ª TEMPORADA
Pese a una season finale un tanto descafeinada, por debajo del espectacular Journey to Regionals que cerró el primer volumen, pero realmente necesaria para canalizar lo próximo que venga, echando la vista atrás hacia aquel final de temporada, con el que guarda acertados paralelismos, y también hacia el primerísimo episodio, la serie ha sabido evolucionar convenientemente, siempre bajo su peculiar y aleatorio sentido de la coherencia, pero manteniendo el espíritu, el tono y el mensaje del primer día. Sigue autorregulándose, compensando momentos y episodios flojos e incluso ridículos con otros redondos, tanto en lo cómico como en lo dramático, que ha avanzado un paso en este segundo año, con una intensa e intrépida recta final, que supera a su homóloga del pasado curso (a excepción de la mencionada finale), y multiplica su complicidad y retroalimentación con el fandom, algo que la termina de hacer única.
Por mucho este producto originalmente concebido para una fiel minoría se haya extendido con apabullante éxito al público de masas, por más que la selección musical, salvo la lograda novedad de las canciones originales, se haya convertido un toda una herramienta mercadotécnica (con ilustres excepciones), no ha dejado de ser el Glee de siempre, un año más viejo: autoparódica, argumentalmente desfasada e hiperactiva (al más puro estilo True blood), atrevida, políticamente incorrecta, irradiante de un optimismo nada ingenuo ni escapista, y que sigue trabajando ese discurso central, a veces demasiado moralista pero siempre revelador, sobre la aceptación, hacia dentro y hacia fuera.
Las bases y las líneas de acción para la próxima hornada ya están puestas. Importante aviso a navegantes: tras la graduación, dentro de un año, esta generación NO desaparecerá de un plumazo la temporada siguiente, pese a los rumores ya desmentidos, sino que tendrá que se redistribuida de alguna manera. Espero que nos sorprendan.
Lo mejor: la explosión de la relación Santana-Brittany, y todo lo que engloba a su alrededor; la mayor presencia de Burt, definitivamente el mejor padre de la ficción televisiva actual; la osadía y el riesgo con el que se tratan, muy cerca de la frontera de la polémica y la censura, temas tan delicados e incómodos como el consumo de alcohol y la educación sexual; y el gran tributo musical a Fleetwood Mac y sus Rumours.
Lo peor: conversión del repertorio en una plataforma de promoción, falta de una mayor concentración en las competiciones, aceleración algo desmedida de las combinaciones amorosas y excesivo victimismo de algunas tramas.
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