VIDAS DE PELÍCULA

El termino biopic surge de la abreviación de las palabras biographical picture (película biográfica) y su uso es más bien reciente, si ponemos en perspectiva la historia centenaria del cine. Este tipo de films testimoniales, no se encasillan en un género en sí, sino que encuentran lugar en variaciones como el drama, la comedia o el musical. El subgénero conocido como biopic se encarga de llevar a la pantalla la vida y la época de grandes figuras de la humanidad que por algún u otro motivo consiguieron fama y popularidad. Los ámbitos que se encargaron de retratar este tipo de películas son amplios en su temática y variados en sus puntos de vista.

Su origen se remonta a los años cincuenta en Europa y su desembarco en Hollywood se puede ver en películas de la época como ¡Viva Zapata!, con un Marlon Brando que retrata la vida del revolucionario mexicano. Sin embargo, la moda fue haciéndose fuerte a principios de los años ochenta. El mundo de la música se conmovió con la representación del ascenso y declive de Mozart en la genial pieza de Milos Forman Amadeus, y de la misma manera con el no menos genial Beethoven personificado por Gary Oldman en Amor inmortal.

Grandes líderes que inspiraron a sus razas y religiones fueron llevados a la pantalla, pero nunca de manera tan contundente como con Gandhi y Malcolm X. Exponiendo de manera objetiva pros y contras en sendos casos, Ben Kingsley y Denzel Washington, respectivamente, se transformaron de forma completa para brindar actuaciones creíbles y consagratorias, el primero de ellos retribuido con un premio Oscar.

El mundo de la música encontró sus exponentes en Sid y Nancy, brillante y caótica figura del auge y caída del punk con Gary Oldman como el bajista de la banda Sex Pistols, y en Grandes bolas de fuego, con Dennis Quaid en la piel de Jerry Lee Lewis, un músico nacido para ser centro de controversia. Por otra parte, el mundo de la pornografía tiene a John Holmes como fuente inspiradora de varios guionistas que llevaron a la pantalla su vida en dos ocasiones: Boogie nights, comedia dramática en la que lo personifica Mark Wahlberg, y Wonderland, en tono policial y de la mano de Val Kilmer.

La gloria deportiva que alcanzaron varios campeones mundiales de boxeo fueron todo un atractivo para Hollywood. Martin Scorsese retrató con contundencia la historia de un perdedor redimido en Toro salvaje. Menor tarea, aunque aceptable, realizó Michael Mann en Ali. Y si de biopics se trata, también hay cine dentro del cine: Richard Attenborough, junto a un un brillante Robert Downey Jr., llevó a la pantalla la vida y obra de Chaplin en la película homónima. Igual de brillante, divertida y conmovedora resulta Ed Wood, película a la que Tim Burton dotó de su particular visión sumado al inmenso talento interpretativo de Johnny Depp.

Tampoco es ajeno el mundo de la política, temática que Oliver Stone parece haber tomado muy en serio al llevar al celuloide dos de los hechos más controvertidos y resonantes de la historia socio-política americana: el asesinato del presidente Kennedy en JFK y el escándalo del Watergate en Nixon. Ejemplares más recientes nos entregan Kinsey, que explora la historia del controvertido investigador médico estadounidense, interpretado por Liam Neeson; Ray, en la que Jamie Foxx encarna la genialidad y los abusos del músico Ray Charles, y El aviador, de Martín Scorsese, que se adentra sobre la escandalosa y demencial existencia del magnate Howard Hughes. Por último, Alejandro Magno, también de Oliver Stone, es una mirada a la historia antigua, constituyendo una polémica recreación de las conquistas épicas del rey macedonio.

No es novedad presente -y desde hace ya un tiempo- que en Hollywood la falta de ideas es más que notoria. Sobresale la poca originalidad a la hora de encarar proyectos y más aún, la peligrosa tendencia comercial que llevan adelante productores y franquicias cinematográficas para, gracias a interminables saga de secuelas y poco respetables productos de remakes, llenarse los bolsillos con tal de asegurarse las ganancias de cada temporada. Sin embargo, no todo está perdido en Hollywood y el subgénero de biopics supone ser una buena tendencia para emerger entre tanta monotonía. La idea de recrear vida y obra de personalidades destacadas surge como una rentable propuesta para atrapar a la audiencia y re visionar la historia reciente a través de seres de trascendencia singular.

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