MIRINDAS ASESINAS (1991) de Álex de la Iglesia - In memoriam ÁLEX ANGULO
Hoy nos ha dejado, de la manera más trágica y repentina, uno de los rostros más legendarios del cine español contemporáneo, Álex Angulo. Un accidente de tráfico se ha llevado al actor vizcaíno a los 61 años de edad. Si bien sus inicios se remontan a los ochenta, junto a directores de la talla de Imanol Uribe o Enrique Urbizu, es sin duda su papel de cura satánico y conspiranoico en la no menos mítica El día de la bestia el que lo aupó a la popularidad y por el que será más recordado en la posteridad.
Lo cierto es que la próspera colaboración de Angulo con su paisano Álex de la Iglesia, uno de los más logrados y más celebrados tándems cineasta-actor que ha parido el cine patrio, arrancó desde los mismísimos inicios del realizador, con su cortometraje Mirindas asesinas. A caballo entre lo que podría ser una entrega de La hora de Alfred Hitchcock en clave socarrona y serie Z, y lo que bien podría haber ofrecido en su momento Chicho Ibáñez Serrador en su réplica ibérica de no ser por la censura y la moralina de la época, el corto se convierte en el manifiesto artístico de De la Iglesia, autor de referencia del cine de género español, cuyo estilo inconfundible alcanzó su cumbre, unos años más tarde, en El día de la bestia y La comunidad, y cristalizando a un nivel más complejo y ambicioso en la controvertida pero magnética Balada triste de trompeta. Un recorrido edificado, entre otros pilares, sobre su gran empatía con Álex Angulo, rey de la función en esta breve pero satisfactorio festín de sangre, absurdo... y cultura popular de taberna (que no product placement gratuito). Qué icónica fue la Mirinda, ¡que vuelva ya (pues no se ha ido todavía en algunos países)!
