LA NUEVA NOVIA (LOCA) DE AMÉRICA - CRAZY EX-GIRLFRIEND
Exitosa abogada neoyorkina, con estudios en Harvard y Yale, abandona su carrera para mudarse a un pequeño pueblo de California persiguiendo al amor de su infancia. Con esta premisa tirando a rancia y un título tan insulso, era muy difícil de prever, casi imposible, que Crazy ex-girlfriend se convirtiera en una de las mejores comedias del año.
De acuerdo, a todos nos encanta Louie, y el hueco que deja parece que estará bien cubierto los próximos años por Master of none. Nos encantaba Parks and Recreation pero siempre nos quedará Veep para, con un tono más ácido, llevar la comedia al ámbito político. Y Transparent, si es que es una comedia, y Orange is the new black, si es que es un drama. Las hay para todos los gustos y habrá, claro, a quien no le guste Crazy ex-girlfriend, pero es indudable que se trata de una propuesta única, diferente a todas las demás, y eso la convierte en una divertidísima y alocada rara avis.
Cada episodio contiene dos números musicales que ejemplifican el evidente trastorno mental que sufre la protagonista. En ellos se habla de las relaciones paternofiliales (I love my daughter but not in a creepy way), la obsesión (I wanna kill you and wear your skin like a dress), la soledad (I have friends, I definitely have friends), las relaciones casuales (Hey sexy stranger, come to my place, I hope you're not a murderer), la falta de dignidad (If he's your broken condom, I'm plan B), el sentimiento de superioridad (I'm a good person all over the place, I'll cum my good right into your face), la desesperación por agradar a la familia política (Your parents wanna have sex with me), la forma de representar la depresión en las películas (I'm in a sexy French depression) o los habitantes de California (Her name is Carol, she does henna tattoos, she's 50, but no judgments, she's still finding herself).
Rachel Bloom, creadora, protagonista y compositora de todas las canciones de la serie, es una actriz inusual para el prime time estadounidense. No es especialmente atractiva para los cánones televisivos y algunos de sus logros previos provienen de sus vídeos en Youtube, tales como Fuck me Ray Bradbury o Pictures of your dick. Una mujer de armas tomar, sin pelos en la lengua, capaz de convertir una serie con la premisa de Crazy ex-girlfriend en un irreverente estudio de los trastornos mentales. En un época histórica de florecientes mujeres comediantes, Rachel Bloom se cuela entre las Kristen Wiig, Amy Schumer, Sarah Silverman, Tina Fey y compañía, con una voz y estilo propios que, a primera vista, no parece que vayan a desinflarse próximamente.
Le queda cuerda a esta serie, que no para de encontrar recursos a medida que avanza, y si Bloom se hace con el Globo de Oro al que con toda justicia ha sido nominada, puede que más espectadores venzan su reticencia a los musicales y al horrible título de la serie (probablemente impuesto por la cadena para atraer a cierto sector del público) y se animen a verla. Bloom es una revelación, y Crazy ex-girlfriend es, valga la redundancia, una deliciosa locura.
