IN MOONLIGHT BLACK BOYS LOOK BLUE – ‘MOONLIGHT’, de Barry Jenkins
MOONLIGHT (2016) de Barry Jenkins
Esta es la bellísima historia de un niño que sólo quiere ser amado. Acosado por sus compañeros de clase y desatendido por una madre drogadicta, el niño encuentra en un traficante de droga a un cuidador, algo cercano a una figura paterna. El niño crece y lejos de mejorar, su situación empeora. El acoso es ahora más brutal, su madre más desquiciada y el traficante que cuidaba de él se ha esfumado. Una sola muestra de amor le basta para quedar encadenado a ese sentimiento, marcado para siempre por un encuentro a orillas del mar. Pero ese amor deriva en traición y el joven vuelve a quedarse profundamente solo con el único recuerdo de un fugaz resplandor de amor, un azulado rayo de luna que atesora hasta la edad adulta. Y no es su vida adulta mucho mejor. Negándose a sí mismo, atado a un recuerdo, le basta una llamada del pasado, un atisbo de luna, para volver a sus orígenes, volver a ser ese niño desvalido que sólo quería un poco de amor.
Moonlight es una película profundamente hermosa que habla del abandono y de cómo a veces la vida nos ofrece regalos envenenados, reflejos de amor que son, al mismo tiempo, salvación y condena. Al pequeño Little, protagonista de la historia, todos lo han abandonado. Algunos antes siquiera de que arranque la película (su padre) y otros a lo largo de ella (el traficante, su madre, el amor de su vida). El director Barry Jenkins describe con infinita sensibilidad y melancolía la historia de ese chico vulnerable que logra sobrevivir a la violencia pero es incapaz de sobreponerse al amor.
Alex Hibbert, Ashton Sanders y Trevante Rhodes interpretan brillantemente al protagonista en sus diferentes etapas, todos ellos volcados en retratar la fragilidad de un corazón sediento de afecto. Mahershala Ali y Naomie Harris dan vida al traficante y la madre respectivamente, ambos nominados al Oscar por sus matizados papeles. Todos los actores trabajan en sintonía para construir una película hermética y circular, impregnada de una tristeza colosal. Los colores, la luz, la música, todo está tan brillantemente afinado, tan hermosamente construido para elevar los sentimientos de dolor y pérdida, que uno no puede más que dejarse arrastrar por la marea y volver a ser niño que desea ser amado.
Barry Jenkins ha puesto en imágenes lo que cantaba Chavela Vargas: “que al menos tu recuerdo ponga luz sobre mi bruma, pues desde que te fuiste yo no he tenido luz de luna”. Lo ha hecho con esa rara combinación de corazón y talento que sólo puede dar como resultado una obra de arte. Moonlight es un cuadro, es un recuerdo, es una canción, es un instante, es una carta de amor, es un grito ahogado, es un recuerdo imborrable.
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