LENA 4EVER – GIRLS
Llegó como un vendaval de juventud y autoconsciencia, proclamándose a sí misma la voz de una generación y señalando altivamente, hilarantemente, los errores de unos y otros, de la sociedad en su conjunto, del mundo en general, sin olvidar, eso sí, mostrar los suyos propios. Era como esa alumna sabelotodo que ya se ha leído la vida y no puede esperar a contarte cómo acaba. No le importaba mostrarse demasiado engreída, ni demasiado egoísta, ni demasiado “petarda”, porque se creía en conocimiento de algo que exhibía con tanto orgullo como su propio cuerpo: la verdad. En seis años la hemos visto pelearse con el mundo, cometer errores y tratar de representar a la juventud a través de un grupo de chicas privilegiadas de Brooklyn que a la mayoría se nos antojan en las antípodas de nuestra realidad. Y, sin embargo, hay algo verdadero en la representación de las imperfecciones de los mundos perfectos, hay un dolor subyacente que se refleja en el espectador, una pataleta infantil de quien se aferra a la juventud porque sabe que, cuanto mayores nos hacemos, menos sabemos de la vida.
Lena Dunham. No creo que estemos aún cualificados para asimilar la magnitud y relevancia de este nombre como retratista generacional. Lena Dunham. Creadora, guionista, directora, productora y protagonista de Girls, la serie que las generaciones posteriores harían muy mal en olvidar. Lena Dunham. La mujer que durante seis años se ha encargado de poner frente al mundo, aunque éste no quisiera verlo, los temas que le importaban: las mujeres, el lado más aterrador de las relaciones afectivas, la representación de cuerpos reales alejados de cánones de belleza ilusorios (los desnudos integrales de Dunham, y los ha habido a decenas, suponen por sí mismos uno de los alegatos feministas más importantes exhibidos en televisión) y el drama de descubrir que nos engañaron, que nuestros sueños no se cumplirán, al contrario, lo más probable es que ni siquiera nos acerquemos a ellos, pero no pasa nada porque, si la vida te da limones tú asaltas su minibar. Lena Dunham. Mil veces gracias. No ha sido una lección bonita, pero sí una necesaria. Gracias, gracias, porque de tu mano, al menos, hemos aprendido que la vida se ríe de nosotros, pero nosotros también podemos reírnos de la vida.
Se terminó Girls con Hannah más perdida que cuando empezó, pero feliz porque ha comprendido que no tiene todas las respuestas y no hay nada malo en ello; está bien así. Se terminó y nos deja huérfanos de una de las mayores odas a la amistad jamás escritas. ¿Quién nos va a recordar ahora que los amigos son molestos, erróneos, insufribles, traidores, decepcionantes, dañinos, exasperantes, aburridos, tristes, egoístas, bochornosos, inoportunos y, también, la razón por la que merece la pena vivir?
La última temporada, la de la madurez, nos ha dejado ejemplos de maestría narrativa (el 6x03, American bitch, es con total seguridad uno de los episodios más necesarios, por moralmente complejo y socialmente comprometido, de los últimos años) y la mejor interpretación de Dunham en sus seis temporadas. El resto de actores merecen ser mencionados, por supuesto, pero eso no sucederá aquí, no en este artículo, no bajo mis mandos. Esto es una burda y descarada y desvergonzada declaración de amor a Lena Dunham, a su inteligencia y valentía y a su habilidad para reírse de sí misma, primero, y de todos nosotros después.
Querida Lena: no dejes de poner un espejo frente a nosotros para que podamos seguir recordando quiénes somos.