TOMORROW BELONGS TO ME / BSO de 'CABARET' (1972) de Bob Fosse

¿Todavía crees que puedes controlarlos?

Se repite mucho últimamente un aforismo atribuido, aunque de una manera no del todo exacta a George Santanaya, que reza lo siguiente: "los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla". Por ello, viendo la ola que recorre Occidente en los últimos siete u ocho años y que inevitablemente iba a extender su propia sombra a España, uno no puede evitar acordarse de esta secuencia de Cabaret, tan lograda como reveladora.

Curioso, y por ello aún más meritorio, que haya sido una película sobre un grupo de personas que viven en una burbuja ajena a un contexto terrible en el que se emplaza una de las escenas que mejor ha ilustrado, con una única escena -muy diferenciada del resto del metraje-, de una manera tan poco literal y con tan pocos recursos narrativos -una "simple" canción y la reacción a esta- el estado mental colectivo que precisamente condujo a ese contexto tan aciago. Como la propaganda más visceral y pérfida consiguió conquistar una sociedad entera desde el mundo de las emociones y, a través de un discurso de esperanza, belleza y sentido de comunidad, aupar y legitimar uno de los movimientos políticos más nefastos de la Historia de la humanidad.

Mayores, niños, adolescentes... todos se van uniendo a este cántico campestre proferido por un efebo de las Juventudes Hitlerianas (con el cuerpo y cara de Olivier Collignon y la voz de Mark Lambert). Bob Fosse realiza un muy intencionado uso del primer plano y espera unos segundos, antes de que cuestionemos el tono alegre y jovial de lo que empezamos a ver y escuchar, para, acto seguido, bajar la cámara lo suficiente para revelar el brazalete con la esvástica que porta el cantor. El auge del nazismo era incuestionable, y qué mejor colofón para expresar el peligro latente y lo que algunos, desde fuera, ya veían venir: "¿todavía crees que puedes controlarlos?", le dice el protagonista masculino, el británico Brian Jones (Michael York), a su anfitrión alemán, el barón Von Heune (Helmut Griem), cuando abandonan el lugar. Cuánta razón... y cuánto déja vu.

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