CINEUROPA 2014: LA CRÓNICA (IV) - CONCLUSIONES
Un año más se acaba Cineuropa y vuelven a la cabeza la pregunta de todos los años, ¿qué hacer con todo el tiempo libre que regresa a tu vida tras el fin de las proyecciones? Una vez vistas todas las películas, a esta pregunta se suman otras muchas más cinematográficas: ¿qué vieron Pablo Trapero y los otros miembros del jurado de Un Certain Regard para premiar a White God y a Force majeure con los máximos galardones de la categoría? En su momento, las malas lenguas hablaban de puñalada "trapera" a Lisandro Alonso y su Jauja, que también competía en la misma sección. Si a esto sumamos que otra película infinitamente mejor, La chambre bleue (que también ha pasado este año por Cineuropa) también optaba allí al premio, la cosa se hace todavía más difícil de explicar. Tampoco entiendo el León de Oro a A pigeon sat on a branch reflecting on existence, de Roy Andersson: ni sus imágenes, ahora en digital, ni su humor, tienen la fuerza de antaño. Y eso, viniendo del autor de la enorme Canciones del segundo piso, es especialmente doloroso.
Más fácil, por lo menos a raíz de lo visto en Santiago, es justificar los premios y elogios que ha recogido la Palma de Oro de este año, la turca Sueño de invierno. Nuri Bilge Ceylan se saca de la chistera su mejor obra, una película cautivadora por sus imágenes y claustrofóbica en cuanto a su visión de las relaciones humanas. Ambientada en una aletargada Capadocia, Ceylan nos muestra la historia de Aydin, un actor jubilado que regenta un próspero hotel. Un suceso fortuito, el lanzamiento de una piedra contra la ventana de su coche, permite al director establecer una cadena de acontecimientos que rompen el statu quo que hasta entonces regía las relaciones entre sus personajes. Película dialogada (en el mejor sentido de la palabra), pero poco confiada respecto al poder de la palabra (la trama avanza enrareciéndose a golpe de malentendidos y malas intenciones fruto de las frustraciones y la incapacidad del lenguaje y los personajes para comunicarse satisfactoriamente), que desarrolla una interesante reflexión sobre las diferencias entre interior y exterior (tanto de los hogares como de los propios personajes) mientras avanza con ritmo pausado pero firme a largo de sus más de tres horas de duración. Premio más que merecido y en ningún momento la sensación de haber malgastado el tiempo en la sala.
Al acabar Cineuropa también observas como el paso de los días suele cambiar las prioridades y las opiniones sobre las películas vistas durante el atracón del festival. Aquella frase de Kiarostami, "algunas películas me adormilan en el cine, pero luego me hacen mantenerme despierto toda la noche, reflexionado hasta por la mañana y pensando en ellas las siguientes semanas", se ajusta a la perfección a algunos de los títulos que se han proyectado durante este mes. Mi top particular sigue inamovible (Cavalo Dinheiro, La princesa de Francia y La chambre bleue, en ese orden) pero también hay películas que han ganado puestos con el paso de los días entre mis preferencias. Es el caso de Saint Laurent, de Bertrand Bonello, de la que olvido el tedio que me provocó en su momento para quedarme con algunos de sus logros formales; también recuerdo con cariño dos gamberradas con bastante gracia, ambas a la altura de los personajes que están detrás: Michel Houellebecq en el caso de El secuestro de Michel Houellebecq y Larry Clark en The smell of us. Después de estos días quizás superen la condición de anécdota para situarse como obras importantes a la hora de entender el conjunto de la obra de sus creadores. En el polo opuesto, películas con las que había tenido buenas sensaciones al salir del cine, como Leviathan o La trattativa, me temo que dejarán poco o ningún poso en mí con el paso de los meses.
Ese mismo paso del tiempo también abre una serie de incógnitas en lo que respecta al fututo del festival. ¿Es viable, al menos en el formato actual, si se sigue manteniendo la progresiva reducción del presupuesto? ¿Tiene el festival que reformular su identidad ahora que va aparecer Numax, una nueva iniciativa privada de cine en el centro de la ciudad con su mismo target de público y películas? Preguntas que quedan en el aire y que seguro tendrán respuesta el año que viene. En todo caso y pase lo que pase, ¡larga vida a Cineuropa!