LOS MONSTRUOS DE AMÉRICA – ‘FOXCATCHER’, de Bennett Miller
FOXCATCHER (2014) de Bennett Miller
Bennett Miller se está especializando en retratar la cara B de los Estados Unidos, las sombras detrás de la aparente gloria nacional, el reverso de los mitos y pilares sobre los que se funda la nación. Primero fue Truman Capote, todo un símbolo de la literatura norteamericana, a quien Miller retrató en la película homónima (con la inestimable ayuda de un entregadísimo Philip Seymour Hoffman). Después le llegó el turno al béisbol, uno de los deportes más populares de los Estados Unidos, que sirvió de tema central en Moneyball, esa película que lo tenía todo para resultar terriblemente aburrida y, sin embargo, acabó convirtiéndose en un estudio sociológico fascinante (gracias, en gran parte, al guion de Aaron Sorkin y Steven Zaillian).
En su último trabajo, Miller cuenta la historia del luchador olímpico Mark Schultz (Channing Tatum, en su mejor papel hasta la fecha... algo que no era difícil de conseguir) y del multimillonario descendiente de una poderosa familia norteamericana que se ofrece a invertir en su entrenamiento para llevarlo a conquistar la medalla de oro en los próximos Juegos Olímpicos.
Foxcatcher se cuece a fuego lento, dejando en segundo plano las hazañas deportivas y centrándose en el drama familiar. Y es que los dos personajes principales, el multimillonario John du Pont (grandioso Steve Carell) y el luchador Mark Schultz, viven a la sombra de su madre y su hermano respectivamente, una sombra tan alargada e inalcanzable que los condena a vivir atormentados y miserables. El drama shakesperiano subyace en el fondo de una historia conscientemente fea, calculadamente pobre y antipática.
Los ingredientes están ahí: la sombra familiar, un monstruo cuyo origen se remonta a grandes familias que amasaron su fortuna con la venta de armamento de guerra, la obsesiva búsqueda del éxito. El problema de Foxcatcher es que en su empeño de mostrarse contenida acaba perdiendo parte de su emoción, parte de su alma. Incluso el clímax final es tan conscientemente anticlimático que uno desearía que el director se hubiera sacudido esa frialdad marca de la casa y hubiera puesto algo más de corazón.
Miller tiene un ojo privilegiado para ver más allá de los hechos que narra, su talento para el subtexto es magistral, y su labor como director de actores es digna de estudio (Philip Seymour Hoffman, Brad Pitt, y ahora, Steve Carell, han realizado algunas de sus mejores interpretaciones a sus órdenes). El bendito problema de Foxcatcher es que es "sólo" una muy buena película que se queda a las puertas de la obra maestra que podía haber sido.