PILOTOS DE AMAZON (II): ‘SALEM ROGERS’ y ‘POINT OF HONOR’
Seguimos con los pilotos de Amazon. Ahora es el turno de Álex Merino y Pedro Mandías, que analizan, respectivamente, la comedia Salem Rogers, dirigida por Mark Waters, y el drama bélico Point of honor, de Randall Wallace (El hombre de la máscara de hierro) y Carlton Cuse (Perdidos).
Salem RogersPor Alex Merino
La historia es la siguiente: una veterana modelo sale del centro de rehabilitación donde ha estado desintoxicándose durante diez años (¿?) para recuperar su trono en el mundo de la moda con ayuda de su antigua asistente personal. Con Mark Waters (Chicas malas) dirigiendo el piloto y Leslie Bibb (Popular) al frente del reparto, uno puede imaginarse a qué se enfrenta: una serie sobre moda, taconazos y chicas deslenguadas. Y si bien el piloto ofrece todo un recital de clichés y situaciones vistas antes y mejor, sería injusto desecharla completamente.
Salem Rogers tiene la virtud de la mala leche y del humor desvergonzado. No oculta su condición de serie reciclada y plagada de tópicos, al contrario, se nutre de ellos de una forma aceptablemente natural, casi orgánica. Tiene muy claro su público objetivo y se lanza a conquistarlo desde el primer minuto. El piloto ofrece la suficiente cantidad de momentos divertidos para ganarse la continuidad, y tener a Rachel Dratch (Saturday night live) en el reparto siempre es motivo de alegría. Veremos qué opinan los jefazos de Amazon. Yo, le doy un pase.
Point of honor
Por Pedro Mandías
Si nos atenemos a algunas de sus últimas manifestaciones, la ficción audiovisual norteamericana parece más centrada en estudiar los efectos de los conflictos bélicos en sus personajes principales que en reflexionar sobre las razones que llevaron al inicio de la contienda. Era una característica fundamental en la última película de Clint Eastwood, El francotirador, pero también lo es en uno de los últimos pilotos que ha presentado la todopoderosa Amazon.
Point of honor narra la historia de una familia terrateniente de Pensilvania durante el comienzo de la Guerra de Secesión. El protagonismo se lo llevan Robert (Nathan Parsons), el primogénito, y John (Christopher O'Shea), el marido yanki de una de las hijas. Ambos comparten estudios en West Point, pero el comienzo de la contienda los convertirá en enemigos. Esta es uno de los puntos fuertes del piloto, el estudio de las transformaciones sociales que trae la guerra. La liberación de los esclavos, el nuevo protagonismo que tienen que tomar las mujeres de la familia respecto a la gestión de la plantación o las diferentes lealtades que se establecen entre los personajes independientemente de su lugar de origen son algunos de los pros del capítulo que además tendrían posibilidades de desarrollarse de manera satisfactoria si la serie prosperase.
Sin embargo, estos no permiten levantar el vuelo a una serie que en todo momento se ve lastrada por la necesidad de reiterar la condición de antiesclavistas de todos sus protagonistas independientemente de su origen, por el carácter excesivamente plano de los personajes o por algunos defectos en las interpretaciones y en el vestuario. Una oportunidad perdida para hacer una serie de época que no se quede en lo anecdótico y lo superficial, con más posibilidades de transformase, si prospera, en una soap opera al uso inspirada lejanamente en Lo que el viento se llevó que en una de las grandes series de la pasada década, Deadwood.