FRASES: EL TERCER HOMBRE / The third man (1949) de Carol Reed

A propósito de las polémicas declaraciones recientes de cierto "gatopardo" de la política española, acerca de las supuestas virtudes de las dictaduras, me han venido a la mente las palabras pronunciadas por Harry Lime (Orson Welles), el "tercer hombre" al que hace referencia el título de este clásico (a cuya pegadiza e inolvidable melodía ya le dedicamos la sección de BSO hace ya un lustro), al final de la mítica secuencia de la noria, a un dubitativo Holly Martins (Joseph Cotten).

"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".

Lo más curioso es que dichas líneas no se encontraban en el guión de Graham Greene, autor de la novela, sino que fueron incorporadas por el ya centenario actor y cineasta en el rodaje (la marcada influencia expresionista en la dirección y la fotografía llevan a pensar que Welles no se limitó a su rol de intérprete en el film). Al parecer se inspiró en una conversación casual entre los pintores estadounidenses James Whistler y Theodore Wores sobre la influencia del entorno natural en el arte.

Pero la influencia de dicha frase fue mucho más allá, hasta el punto que el propio Welles reconoció, en una de sus conversaciones con Peter Bogdanovich recogidas en el libro Ciudadano Welles, que los propios suizos le recordaron que el origen del reloj de cuco está en la Selva Negra alemana y no en su país. A su vez, el escritor John McPhee, estudioso del ejército suizo y su evolución histórica, remarcó que, en los tiempos de esplendor de los Borgia en Italia, las fuerzas armadas helvéticas eran las más fuertes y temidas de Europa, lejos de la tradición de neutralidad con la que posteriormente se asoció a dicho Estado.

Sea como fuere, esa verba improvisada de Orson Welles quedó para la posteridad y de vez en cuando algún iluminado de turno nos las evoca.

P.D.: Os recordamos naturalmente el mayúsculo monográfico sobre este grandioso cineasta que firmó nuestro compañero Maximiliano Curcio hace algunos años ya y que no ha perdido un ápice de frescura desde entonces.

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