MIS QUERIDOS SUICIDAS - 'MEJOR OTRO DÍA', de Pascal Chaumeil
MEJOR OTRO DÍA – A long way down (2013) de Pascal Chaumeil
Pascal Chaumeil es uno de esos directores que no me traen muy buenos recuerdos. Los seductores no me sedujo y Llévame a la luna no me llevó ni a Albacete. Por eso reconozco que mis predisposición hacia Mejor otro día no era la mejor. La presencia en el reparto de actores como Pierce Brosnan, Toni Collette o Aaron Paul (Jesse Pinkman, bitches!) asegura un mínimo de cordura, al menos en el terreno interpretativo, pero también salía Diane Kruger en Llévame a la luna (... o a cualquier otro lugar donde no proyecten esta película) y el descalabro se produjo igualmente. ¡Cuál ha sido mi sorpresa cuando me he descubierto a mí mismo observando Mejor otro día con una sonrisa bobalicona! Porque no es brillante, y carece del humor corrosivo que exigía la historia, pero resulta completamente amable en el buen sentido (en cine existe un mal sentido para la palabra "amable"), un entretenimiento muy disfrutable si no se le piden peras (desbordante calidad) al olmo (Chaumeil).
La historia narra el encuentro fortuito de cuatro suicidas en la azotea de un edificio, dispuestos a arrojarse al vacío el día de Nochevieja, y el posterior pacto que llevan a cabo según el cual ninguno se quitará la vida al menos hasta el día de San Valentín. Con esta interesante premisa (una adaptación de una novela de Nick Hornby) y un reparto envidiable (los tres arriba mencionados más la maravillosa Imogen Poots, vista en, entre otras, Filth), el espectador amante de la comedia negra se frota las manos esperando ver una nueva Harold y Maude o algo que se le parezca. Nada más lejos de la realidad. La película de Hal Ashby mordía y sacudía al mismo tiempo que hacía reír. La de Chaumeil no muerde, ni sacude, ni realmente hace reír en exceso.
Y sin embargo, Mejor otro día es dulzona pero no empacha. Desde el primer minuto descubres que ninguno de los personajes va a acabar arrojándose al vacío, no es ese tipo de película, pero si la aceptas tal como es, como a un hijo jorobado y disléxico pero muy majo, puedes acabar disfrutando con las peripecias de ese imposible escuadrón de suicidas. Pierce Brosnan hace lo que mejor sabe hacer: de Pierce Brosnan. Un papel que ha pulido hasta la perfección, un poco como George Clooney. Toni Collette, que merece una mejor carrera cinematográfica que la que ha tenido hasta el momento (quien haya visto la serie United States of Tara sabe de lo que es capaz), está encantadora como una mujer insegura dedicada en exclusiva al cuidado de un hijo enfermo. Aaron Paul parece condenado a lucir pinta de yonki en todos sus papeles, pero qué más da si le sienta tan bien y cumple con su cometido. Y luego está Imogen Poots, que contra todo pronóstico se acaba adueñando de la película con una interpretación eléctrica.
Insisto: se le pueden sacar muchas pegas a Mejor otro día y se la puede acusar de buenrollista en el mal sentido. Pero no seré yo quien lo haga. Porque un poco lerdo soy, para qué negarlo, pero no hipócrita, y la pura verdad es que he pasado unos 96 minutos de los más amenos y agradables. He dicho.