WOLVERINE BEYOND THUNDERDOME – ‘LOGAN’, de James Mangold
Parece mentira, pero han pasado 17 años desde aquella primera película de los X-Men, iniciadora de la época moderna del cine de superhéroes (y que se estableció por completo en 2008 con Iron Man). 17 años, que para un treintañero como yo significa media vida acompañado por los mutantes en el cine. Uno debería analizar una adaptación cinematográfica de una obra literaria poniendo énfasis en el acto mismo de la adaptación. Pero cuando hablamos de una saga de cómics con más de 50 años, múltiples series y cambios y, no lo neguemos, malos cómics también, analizar una película como Logan tomando como base los cómics no tiene sentido. Y más cuando en estos 17 años de mutantes en pantalla han creado su propio mundo y tramas.
Como decía, es una película sobre el paso del tiempo. No sólo de los personajes, si no del propio Hugh Jackman como Lobezno, papel que lo encumbró a la fama, a la vez que él hacía de su interpretación la referencia del Lobezno de carne y hueso (ha sido el único en interpretarlo en todas las películas de la saga y hasta ahora el único con spin-off propio). Así que era una buena forma de decir adiós a un personaje, oficialmente por lo menos (esperemos que Ryan Reynolds consiga su propósito de incluirlo en Deadpool 2) y la película le hace el honor que merecía tras la funesta X-Men Orígenes: Lobezno y la regular Lobezno inmortal. Y a la vez, un claro homenaje a la saga y un puente hacia un nuevo comienzo.
El film arranca de forma que se nos revela lo que vamos a ver: violencia (olvidaos de censura para todos los públicos), un Lobezno acabado y un tono crepuscular al estilo de los westerns más oscuros. Un guión muy bien trabajado y con un excelente ritmo (dos horas y 20 minutos que se me han pasado volando) partiendo de una historia del propio director e inspirado en la saga Old Man Logan de los cómics. Pero sin duda el pilar fundamental de la película no es la historia, si no la relación paterno-filial que se establece entre Charles Xavier y Logan, 29 años (la película transcurre en 2029 y X-Men en 2000) de amistad resumidos en la emotiva secuencia de la cena casera; y a su vez en la misma relación entre Logan y X-23.
Y es que los personajes están construidos para sacar todo el jugo de sus actores. Hugh Jackman sigue siendo Lobezno, Patrick Stewart por fin tiene su oportunidad de lucirse espectacularmente con este Profesor X ya algo senil, y completando el trío está la española Dafne Keen (su segundo papel tras la serie Refugiados), que presenta una actuación impresionante a su joven edad, capaz de compartir pantalla perfectamente con Stewart y Jackman, y con una rol que me recordó mucho al trabajo de Lina Leandersson como Eli en Déjame entrar, tanto en interpretación como en el tratamiento del personaje por parte de Mangold. Completan el elenco artístico unos villanos que no destacan, pero tampoco chirrían, y con una gran sorpresa incluida.
El resto de la película cumple a la perfección, desde la dirección clásica y pausada en las escenas de acción, algo que agradecer, hasta la música de Marco Beltrami, poco agradable pero ideal para la película, pasando por la crepuscular fotografía y la dirección de arte con ciertos detalles futuristas que nos ponen doce años en el futuro. No es El caballero oscuro, ni Kick-Ass, ni Deadpool, ni tampoco lo necesita. No es ni mejor ni peor, simplemente comparte con ellas esa capacidad de hacer una película sobre superhéroes sin caer en los clichés del género y dándole otro enfoque. Si hay una película en la que desde el principio me hizo pensar, además de ciertos westerns como Sin perdón, es en Mad Max: más allá de la Cúpula del Trueno (de ahí el título de mi crítica): un personaje de acción de pasado oscuro que se encuentra en sus últimos coletazos y acaba siendo el salvador de unos niños que creen en un paraíso.
No quiero tampoco desvelar demasiado de la trama, simplemente que podréis disfrutarla prácticamente como película independiente de toda la saga, pero a la vez contiene muchas referencias y guiños para los fans, especialmente ese metauniverso con los cómics. Y lo mismo que despide la saga clásica de Bryan Singer, abre la puerta a esos nuevos mutantes para que sigamos disfrutando de ellos en cine, con un precioso final. Sin duda, en opinión de un seguidor, la mejor de los mutantes junto a Días del futuro pasado.
“Ya no quedan armas en este valle”, ni siquiera Arma-X.
P.D.: No hay escena post-créditos, si no me equivoco primera película Marvel desde la era moderna que no la incluye (muy mal para los que, como yo, siempre vemos los créditos y era nuestra excusa para convencer a nuestros amigos de quedarse hasta el final).