DIARIOS DE CUARENTENA: '¿DÓNDE ESTÁ MI CUERPO?', de Jérémy Clapin
¿DÓNDE ESTÁ MI CUERPO? – J’ai perdu mon corps (2019) de Jérémy Clapin
La mano que mece la memoria
La ausencia de límites a la imaginación y a la representación de determinadas ideas de la animación la convierte en el caldo de cultivo perfecto para narrar historias frescas y sorprendentes como la que firma Jérémy Clapin en su estreno en el largometraje, con el que consiguió nada menos que sendas nominaciones a Mejor Película de Animación en los Oscar y los Premios del Cine Europeo, amén del César en dicha categoría. Con una destacada trayectoria en el cortometraje de animación y la publicidad, el cineasta francés adapta la novela Happy hand de Guillaume Laurant, coguionista da la inolvidable Amélie, con la colaboración del propio autor en el guión.
Si bien en el plano estético y puramente narrativo pocas similitudes se pueden encontrar con la obra maestra de Jean-Pierre Jeunet, lo cierto es que sí se intuye una sensibilidad pareja a la de aquella en la manera que tiene este relato de apelar a las emociones. Algo que resulta especialmente meritorio si tenemos en cuenta que la mitad de la película está protagonizada por una mano, que sí se mueve (y mucho), pero no habla.
Lo que nos transmite principalmente ¿Dónde está mi cuerpo? es angustia, melancolía y esperanza. Angustia, la de una mano que busca volver a su cuerpo desesperadamente, en un viaje de supervivencia al límite por los rincones más insignificantes y angostos de la gran urbe. Melancolía, la de una infancia feliz truncada de cuajo, cuyos recuerdos unen las dos líneas de acción del relato (en distintos planos cronológicos) y lo dotan de sentido. Y esperanza, la de la parte por reunirse con su todo y la del todo por conquistar a la chica de sus sueños (una manic pixie dream girl de la banlieue parisina) y encontrar la felicidad que durante tanto tiempo se le había estado resistiendo.
Las secuencias de la mano, parte "muda" de la película, tienen una gran fuerza visual y evocan clásicos de la ciencia ficción de Serie B como El increíble hombre menguante y, especialmente, La mosca, a la que realiza continuas referencias que se integran de manera relevante en la narración. Clapin tampoco deja escapar la oportunidad de realizar un guiño a Buñuel y Dalí, en uno de tantos alicientes visuales por los que no debes dejar de ver esta película (y más ahora, que aún nos queda bastante tiempo de confinamiento por delante).