FOTOGRAMAS: THE GRANDMASTER / Yi dai zong shi (2013) de Wong Kar-Wai
Comenzamos el repaso a las direcciones de fotografía nominadas a los Oscar de este año, una categoría que cada año recoge una selección de propuestas visuales más o menos ambiciosas dentro de un marco academicista más o menos rígido. Empezamos con el más novato y desconocido de todos, el francés Philippe Le Sourd, todo un aliciente en la lista de candidatos que reúne a verdaderos veteranos, a su vez olvidados históricos de esta estatuilla, como el británico Roger Deakins, que acumula, con la presente, la friolera de once nominaciones (dos de ellas el mismo año), el mexicano Emmanuel Lubezki (cuatro nominaciones) o el también francés Bruno Delbonnel (cuatro igualmente). Completa el apartado otro que también se estrena, el griego Phedon Papamichael, colaborador habitual de Alexander Payne (ni un solo norteamericano entre los candidatos, curiosamente).
Le Sourd parece ser el nuevo "genio de la lámpara" de Wong Kar-Wai, puesto que estuvo durante mucho tiempo monopolizado por el australiano Christopher Doyle, sustituido por un veterano de la talla del iraní Darius Khondji en el anterior largometraje del realizador, My Blueberry nights. Sin embargo, esta nueva colaboración no fue más allá y desde entonces el cineasta deposita su confianza en el francés, discípulo de Khondji, que ya estuvo a las órdenes del realizador en los cortometrajes publicitarios que este dirigió entre medias. Este es, por tanto, el primer gran desafío de Le Sourd, pues no parece desde luego baladí recrear los bajos fondos de las artes marciales chinas, en vísperas de la invasión japonesa, para un creador tan ambicioso y sugerente en lo visual como el hongkonés. El resultado, de una elegancia pictórica asombrosa, ya ha sido reconocido por diferentes festivales y entregas de premios y ha sido elegido entre lo mejor del año por sus compañeros de la industria.
Se trata prácticamente de un novato, pues no dio el salto al largometraje de primer nivel hasta que Ridley Scott le encargó recrear el paisaje rural de la Provenza francesa en Un buen año. Trabajó asimismo con el italiano Gabriele Muccino en Siete almas y el corto Heartango y se acabó convirtiendo en el hombre de confianza de Wong Kar-Wai. Trayectoria breve para estar donde está y máxime si la comparamos con la de sus rivales. Aunque también se curtió en el departamento de cámara e iluminación con cineastas de la talla de Jean-Pierre Jeunet o Bernardo Bertolucci (bajo la dirección de fotografía de Khondji), lo que naturalmente le ha tenido que aportar mucho en su carrera, que ahora vive un momento dulce.