ENNIO MORRICONE - LOVE THEME FOR NATA / BSO de 'CINEMA PARADISO' (1988) - 25º ANIVERSARIO
Ahora que el verano da sus últimos coletazos y toca volver, si no ha tocado ya, a las rutinas de la vida terrenal, vuelve a las salas, en el 25º aniversario de su estreno internacional, la película favorita de quien suscribe estas líneas, desde su primerísimo visionado, el primero de muchos: Cinema paradiso. Con la imagen convenientemente restaurada y digitalizada, pero con el alma y las emociones intactas, tendremos la ocasión de ponerlos en la piel de Totò adulto (Jacques Perrin) y presenciar en pantalla grande el montaje de escenas censuradas, mayormente besos, que su particular amigo del alma y mentor, Alfredo (Phillipe Noiret), le dejó como regalo póstumo.
Sin duda, uno de los finales (tildarlo de epílogo sería no hacer justicia con el discurso moral de la película) más redondos y emotivos de la historia del Séptimo Arte, siendo el conjunto de la película el mayor canto de amor al mismo jamás rodado. Eso sí, con la conveniente madurez y entereza para saber mostrar el doble filo de la nostalgia y los recuerdos, con el cine como metáfora, literal y figurada... esa misma dimensión necrófila de la cinefilia de la que parte el relato de la reciente El Congreso. Aquí, sin embargo, esa melancolía como peso de las sombras del pasado sirve como necesario y enriqueceder contrapunto a un posicionamiento mucho más positivo, sin caer en lo maniqueo, pueril e ilusorio.
Un montaje de cortes, con su lógica reacción en el espectador (interno y externo), que desde luego no tendría ni la cuarta aprte de efecto sin la sensacional partitura de Ennio Morricone, pilar indispensable de la narración y de la intensa carga emotiva del relato, de principio a fin. Resulta difícil seleccionar lo mejor de un compositor que ha sobresalido en un sinfín de géneros, situaciones, tonos y necesidades narrativas, desde el spaghetti western y su inigualable tándem con su compañero de clase Sergio Leone (y las reutilizaciones a posteriori como las de Tarantino en sus films más recientes) hasta La misión de Joffé, De Niro y Irons, pasando por Los intocables de Eliot Ness o de nuevo junto a Tornatore en la notable Malena. Siendo honestos, apenas John Williams podría disputarle el título del Más Grande de todos los tiempos.